martedì, marzo 28, 2006

Caminando...


A mi me gusta caminar bajo la lluvia por que nadie se da cuenta cuando lloras.



venerdì, marzo 24, 2006

La causa...

Entre al salón, estaba lleno de rostros desconocidos y yo como casi siempre deprimido, no le hablaba a nadie en el que en esos momentos era mi salón, solo a un viejo amigo que por causas que no recuerdo ese día no se encontraba, era hora de comenzar la clase creo era de física y en lo que llegaba el maestro saque mi navajita de cuter y me corte la yema del pulgar.

Entro el esperado profesor y comenzó con la clase, intentaba concentrarme en ella y pues nada extraño paso, se termino media hora antes que la siguiente, abrí un libro cuidando de no ensuciarlo para entretenerme en ese intermedio, así estaba cuando me saluda Claudia (era la primera vez que hablábamos aunque ya habia pasado medio semestre) y me pide un cigarro, al dárselo me pregunto -¿Estas bien?- yo respondí –Si gracias- al pensar que era mera cortesía, seguía en lo mío, de pronto se paro otro compañero y lo mismo aunque este venia con una amigo y otra vez la misma pregunta, el de la butaca de al lado se levanta y me pregunta –¿Quieres algo?- tercera vez que lo preguntan -No gracias- y fue cuando comencé a sospechar (claro como siempre tarde) que algo se tramaban.

Así que me dispuse descubrirlo u al menos intuirlo, era sabido que les era extrañoy hasta pensé que ese dia querían entablar platica y me propuse ser más cordial con la próxima persona y echo, otro compañerito se levanto y me pregunto como se llamaba el libro y sin falta el -¿Estas bien?- uhm ... –Si, ¿cómo te llamas?- y claro me dijo su nombre y al ver que no congeniábamos pues corte su platica y seguía leyendo; Claudia volvió y me pregunto -¿Quieres ir a la enfermería?- y era la ultima pregunta que me esperaba -NO, ¿Para que iría?-.

Claro mi respuesta no le convenció y fue por Priscila (ella era en ese entonces con quien casi siempre me la pasaba y algunas veces me había acompañado al salón) luego me entere que no se conocían, pero supongo le contó lo que me estaba pasando, así que Priscila subió con ella al salón y al verme lo primero que me dijo fue -¡Eres un pendejo!- y claro un –Gracias, también te quiero- con el mayor sarcasmo que podía salió de mi.

Me empezaba a regañar y no le entendía nada, hasta que me pregunto -¿Ya viste tu gracia?- por fin me dirían -¿Cual?- señalo abajo de mi butaca y pues hay estaba un charquito de sangre que había corrido de mi pulgar, no me di cuenta que me corte profundo, todo se aclaro, yo al drede había intentado no usar la mano izquierda por que me dolía así que la deje colgar y poco a poco se formo, pero como explicarles que eso me hacia deprimirme menos, no pensé que se dieran cuenta.

Priscila saco un espejo de su mochila y casi gritándome un –Mírate- y estaba pálido pálido, me quede convencido que era hora de ir a por un curita y algo de alcohol pero hubo un problema técnico, por que según yo no pasaba nada y menso de mi que al intentar levantarme pues no pude, caí sobre el asiento al intentarlo ya estaba bien mareado, el segundo intento tuvo mayor éxito y me fui rumbo a la cafetería.

Esa según investigue fue la causa por la que me llamaron, ah pero mi extrañeza es que pasaron como 3 meses, ya se me había olvidado.



lunedì, marzo 20, 2006

En un dia de escuela...

A

Mensajero: Buenos días profesor, ¿puedo interrumpir un minuto su clase?
Profesor: Si claro pase.
Mensajero: ¿Se encuentra el alumno Alejandro Lvna.?
Lvna: Presente. (Alzando la mano y toda la cosa.)
Mensajero: Pase a servicio medico en cuanto pueda, diga a la enfermera quien es y ella le indicara, gracias profesor.


B

Lvna: Hola; me mandaron llamar, me pidieron que pasara.
Enfermera: ¿Eres del 3M13? (Mi salón de ese entonces)
Lvna: Si me llamo Alejandro.
Enfermera: Ah si, espérame un momento deja le aviso al doctor.
Lvna: Ok.
Enfermera: Dice que pases, que te esperaba.
Lvna: (?)
Doctor: Buenos días, tome asiento.
Lvna: ¿Para que me han mandado llamar?
Doctor: Pues para saber como se encontraba.
Lvna: ¿Hice algo malo?
Doctor: ¿Lo hiciste? ¿Tienes ganas de hacer algo malo?
Lvna: No, pero parece que soy el único al que han llamado.
Doctor:¿Y eso te hace sentir solo o excluido?¿Te excluyen en tu casa?¿Hablas con tus papas?¿Alguien te maltrata?
Lvna: Pues no nadie, mi vida es normal (claro no lo era, pero preferible pintarle mi vida en rosa para que no siguiera con su intento de análisis) me llevo bien con mi familia y mis amigos y bla bla bla bla.
Doctor: Ok mira, vas a ir con esta nota con un amigo mío que es psicólogo, el no te cobrara solo dile tu nombre, yo hoy le marco para comunicarle tu visita.
Lvna: (???????) Ok.



venerdì, marzo 17, 2006

Sexo, amor y otras perversiones.



"La llamada"

"Por amor"

"Dos meses de renta"

"María en el elevador"

"El auto"

"Recompensa"

"Max Viagra"

"A una mujer decente"

(Sin palabras, pero con un grato sabor de boca de cortometrajes mexicanos.)




venerdì, marzo 10, 2006

Regreso a la montaña.


Ennis y Jack, un granjero y un vaquero de rodeo se conocen en la montaña Brokeback durante el verano de 1963, al parecer estaban dentro del ciclo: un trabajo estable, casarse y formar una familia; sin embargo sus historias y vivencias los hace añorar algo más allá, sin saber que sus vidas cambiarán por siempre.

Joe Aguirre, un contratista, los envía a trabajar como cuidadores de ganado en la montaña Brokeback, y su relación se convierte en algo más profundo. En medio de la inmensa montaña y en su soledad, logran demostrar el mutuo interés, inician una amistad que culmina en un amor prohibido.

Al concluir, los dos tienen que abandonar Brokeback y seguir caminos diferentes por su mal desempeño en el trabajo. Ennis permanece en Wyoming y se casa con Alma su novia, con quien más adelante tiene dos hijas las cuales se ven inmiscuidas en el cada ves mas notorio desamor de la pareja...

Jack se marcha a Texas, donde se casa con Lureen Newsome una joven adinerada y tienen un hijo. Transcurren cuatro años, y Ennis recibe una postal de Jack donde éste le dice llegará de visita. Ennis espera impaciente y al reencontrarse descubre que el amor entre ambos sigue intacto. Ennis y Jack luchan por su unión secreta, se enfrentan con el tema de la infidelidad, desesperación y desconfianza.

Aunque las reglas sociales y sus propios conflictos internos no les permiten llevar a cabo su relación y aunque luchen por olvidarse, sus destinos terminarán unidos. La única constante en su vida es su amor y necesidad el uno del otro.

(Y en mi personal opinion solo me agrado la fotografía de ella.)



venerdì, marzo 03, 2006

TESTAMENTO.


Como la muerte anda en secreto

y no se sabe qué mañana,

yo voy a hacer mi testamento,

a repartir lo que me falta pues

lo que tuve ya está hecho,

ya está abrigado, ya está en casa.

Yo voy a hacer mi testamento

para cerrar cuentas soñadas.

Le debo una canción a la sonrisa,

a la sonrisa de manantial, esa que salta:

le debo una canción a toda prisa

para que quede que estuvo cerca, agazapada.

Le debo una canción a lo que supe,

a lo que supe y no pudo ser más que silencio:

le debo una canción, una que ocupe,

la cantidad de mordaz amor de un juramento.

Les debo una canción a los pecados,

a los pecados que no gasté, los que no pude:

les debo una canción, no como hermano,

sólo de sal que el delectador también alude.

Le debo una canción a la mentira,

a la mentira pequeña, frágil, casi salva:

le debo una canción endurecida,

una canción asesina, bruta, sanguinaria.

Le debo una canción al oportuno,

al oportuno mutilador de cuanta ala:

le debo una canción de tono oscuro

que lo encadene a vagar su eterna madrugada.

Le debo una canción a las fronteras,

a las fronteras humanas, no a las del misterio:

les debo una canción tan poco nueva

como la voz más elemental de los colegios.

Le debo una canción a una bala,

a un proyectil que debió esperarme en una selva:

le debo una canción desesperada,

desesperada por no poder llegar a verla.

Le debo una canción al compañero,

al compañero de riesgos, al de la victoria:

le debo una canción de canto nuevo,

una bandera común que vuele con la historia.

Le debo una canción, una, a la muerte,

una a la muerte voraz que se comerá tanto:

le debo una canción en que hunda el diente

y luego esparza con la explosión fuegos del canto.

Le debo una canción a lo imposible,

a la mujer, a la estrella, al sueño que nos lanza:

le debo una canción indescriptible

como una vela inflamada en vientos de esperanza.

Silvio Rodriguez
Rabo de nube, 1979


(No se por que pero eh tenido esta canción en mi mente en estos días, ¿Será un presagio?)